VIGOREXIA: UN PROBLEMA MUSCULOSO

11.11.2013 20:47
  • VIGOREXIA: UN PROBLEMA MUSCULOSO

    El deseo por estar cada vez más musculoso, ingerir sustancias artificiales, la obsesión por vivir en el gimnasio configuran un cuadro patológico llamado Vigorexia.

Introducción: La vigorexia, también llamada dismorfia muscular, afecta a los adictos a la musculación y en la mayoría de los casos se ve agravada por el consumo de sustancia hormonales y/o anabólicos no recetados por los médicos.

El excesivo culto al cuerpo y la adicción al gimnasio y a fármacos

El excesivo culto al cuerpo, por el que algunas personas dedican varias horas diarias al gimnasio y siguen estrictas dietas en base de proteínas para ganar masa muscular con el objetivo de mejorar su aspecto, deriva en la vigorexia, una dolencia que causa problemas articulares, disfunciones y hasta cáncer de próstata.
Esta patología afecta en general a hombres de 18 a 35 años y surge de una excesiva práctica del deporte y de la obsesión por la belleza física que en los Estados Unidos alcanza al 10 % de los hombres que hacen gimnasia y pesas.
El jefe de consultorios externos del Hospital de Clínicas de Buenos Aires, Jorge Franco, dijo que "estos pacientes se vuelven esclavos del espejo y la balanza, nunca llegan a sentir que están lo suficientemente musculosos y sufren una retroalimentación que los hace pensar que necesitan más gimnasia". 
"Los Vigoréxicos –explicó- suelen tener una imágen corporal distorsionada; creen que su problemática se resuleve a través de una actividad física extrema y llega un momento en que van camino de una lesión muscular, lesión de tendones o lesión ósea". 
La vigorexia, también llamada dismorfia muscular, afecta a los adictos a la musculación que llegan a hacer del gimnasio su segunda casa.
Mientras quienes sufren anorexia suelen ser chicas jóvenes que pueden llegar a padecer una delgadez esquelética, la vigorexia afecta en su gran mayoría a hombres obsesionados por alcanzar un cuerpo extremadamente musculoso.
"Así como una anoréxica cree que nunca está lo suficientemente flaca, un vigoréxico siente que nunca está lo suficientemente musculoso", comparó Franco.
Desde el punto de vista psicológico, los vigoréxicos suelen ser personas poco maduras, introvertidas, con problemas de integración, baja autoestima y rechazo de su imagen, en tanto sus relaciones sociales están deterioradas, sufren ansiedad y depresión y se vuelven obsesivos con otros problemas.
En su vida diaria no suelen dejar pasar un día sin ir al Gimnasio y, como un ritual, en cada sesión se pesan y se miran al espejo reiteradamente. Muchos agravan todos estos problemas cuando, además, consumen sustancias artificiales para mejorar el entrenamiento.

Sustancias

El jefe de clínicos del Hospital Durand de Buenos Aires, Roberto Lagio, dijo que "estos pacientes suelen tomar sustancias hormonales y/o anabólicos no recetados por médicos, que generalmente se venden en algunos gimnasios".
"Entonces, -continuó- pueden llegar a padecer problemas cardiovasculares, lesiones hepáticas o algún tipo de disfunción, como así también disminución en el tamaño de los testículos y cáncer de próstata".
En estos casos se recomienda un tratamiento multidisciplinario, con más de un especialista, ya que se requiere la atención de un clínico, un psiquiatra y un psicoterapeuta.
El clínico trata la parte orgánica, como la disfunción, el psiquiatra corrige con medicación los desequilibrios neurotransmisores del cerebro y el psicoterapeuta ayuda a recuperar la autoestima y a perder el miedo al fracaso, que es común en la mayoría de estos casos.

Extraído del Diario la Capital, 26 de enero de 2004